En general, quitar la custodia a una madre (o a cualquier padre) no es un proceso fácil y suele requerir pruebas sólidas de que la madre no está cumpliendo adecuadamente con sus responsabilidades parentales o que su comportamiento representa un peligro para los hijos.
Los tribunales generalmente consideran el interés superior del niño como el factor principal al tomar decisiones sobre la custodia. Para quitar la custodia a una madre, se requeriría presentar pruebas sustanciales y convincentes que demuestren que la madre no puede proporcionar un entorno seguro y saludable para los hijos, que está involucrada en comportamientos perjudiciales o que no está cumpliendo con sus obligaciones parentales de manera adecuada.
Algunos ejemplos de situaciones en las que podría considerarse quitar la custodia a una madre incluyen abuso físico o emocional hacia los hijos, negligencia grave, adicción o abuso de sustancias que afecta negativamente la capacidad de la madre para cuidar de los niños, exposición a entornos peligrosos o situaciones de alto riesgo, o incumplimiento persistente de las órdenes de custodia o visitas establecidas por el tribunal.
Es importante tener en cuenta que los tribunales generalmente buscan soluciones que promuevan el bienestar y el mejor interés del niño. Antes de tomar cualquier acción legal, te recomendaría buscar asesoramiento de un abogado especializado en derecho familiar en tu jurisdicción para que te oriente sobre las leyes y los procedimientos específicos que se aplican en tu caso particular.