Divorcio express con niños pequeños

Cómo hacer para que los niños no sufran en una separación

Para conseguir que los niños no sufran en la separación de sus padres, lo que hay que hacer es tramitarlo de mutuo acuerdo y aplicar el convenio regulador de manera flexible y adaptada a lo que en cada momento se lo más beneficioso para los hijos.

Los hijos no tienen la culpa del divorcio de sus padres y para que no sufra no hay que hacerlos ni mensajeros, ni responsables ni partícipes de la ruptura de sus progenitores.

Los niños tienen derecho a disfrutar de una infancia saludable y alejada de las controversias de los adultos. Un niño tiene que ser niño con un día a día con cosas de niños: Estudios, juegos, aprendizajes… etc. Un niño no debe de saber los detalles de su regulación ni lo que pone en una sentencia o convenio regulador.

Un hijo tiene que tener una rutina positiva en la práctica, y las discrepancias deben de hablarlas los adultos en privado, al igual que las demás cuestiones de mayores. Es algo muy sencillo pero que en la práctica muchas veces no nos damos cuenta de los grave que es:

  • Discutir delante de los niños.
  • Decir que nuestros transmitan algo al otro progenitor.
  • Buscar que nuestro hijo se ponga de nuestra parte y nos de la razón.
  • Contarle nuestra versión de la ruptura.
  • Fomentar que conozca las cosas que consideramos que hace mal el otro progenitor.. etc.

Cómo hacer para que los niños no sufran en una separación

Sufrimiento en una separación con niños

Cómo hacer para que los niños no sufran en un divorcio

Para hacer que los niños no sufran en un divorcio hay que conseguir que el divorcio sea inocuo para ellos. Los niños no deben de tener un detalle exacto de la ruptura de sus padres, sino que debe de saber la seguridad de la vida por separado de manera sana y ordenada con cada uno de ellos.

Los niños tienen mayor capacidad de adaptación que los adultos que ya arrastran los posos de toda una vida. Por ello, el divorcio en si mismo no crea ningún tipo de trauma a los hijos. De hecho, el 50% de los hijos acaban teniendo sus padres separados y ello no supone ningún desvalor.

Lo que sí puede ser un gran problema es tanto una mala convivencia como un mal divorcio. La unión o separación no es el elemento esencial, sino que lo importante es evitar la tensión, pues puede ser el detonante que provoque una situación traumática.

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